Fuimos
convocados a Caracas para cerrar una campaña, larga, agotadora, intensa, pero
Chávez pidió 7 avenidas, quería que llenáramos 7 avenidas para el cierre de
campaña.
Nosotros
que estamos en un proceso político histórico, claros de que nos jugamos la
vida, nos movilizamos, fuimos miles decenas de miles por las carreteras de este
país, la mayoría en buses, muchos buses, otros en sus propios vehículos y
motocicletas, no pretendíamos molestar a nadie, pero sin querer lo hicimos,
colapsamos Caracas, ella que ya es caótica por su propia dinámica, ayer quedo
desbordada, la movilización propia de los caraqueños, y nuestra llegada fueron
factor desencadenante de este caos, pero teníamos una misión debíamos llenar 7
avenidas y nosotros íbamos a cumplir, pasara lo que pasara no dejaríamos mal a
Chávez, porque hacerlo era dejarnos mal a nosotros.
Debemos
admitir, así como lo dijimos casi todos los que estuvimos ahí, que jamás
pensamos que seriamos protagonista de un hecho tan apoteósico como el del
jueves 4 de octubre, quien no estuvo ahí y solo vio las imágenes por TV, tal
vez no comprendan la magnitud de lo que ocurrió ayer en Caracas, incluso
podrían pensar si los medios privados de información así lo deciden que lo de ayer
no paso, pero si ocurrió y fue monumental, fue maravilloso y muchos estuvimos
ahí para contarlo.
Hacia
un sol inclemente, era anuncio de lo que se vendría, todos los que vivimos en
el trópico sabemos que cuando el sol calienta de la manera que lo hizo ayer es
porque se viene seguro un gran palo de agua y así fue, se desencadeno sobre
nosotros un diluvio, dicen los viejos que era San Francisco y su cordonazo, yo
que soy ateo no se nada de eso, lo que si se, lo que sabemos todos los que
estuvimos ahí es que llovió, eran gotas inmensas, se había abierto el cielo
sobre ese mar de gente que éramos ayer, recordé a Gino cuando dice que “solos
somos la gota, juntos el aguacero” hasta el clima conspiro a nuestro favor.
Y
salió el hombre y lo baño la lluvia, como a nosotros, estuvimos ahí, la lluvia,
nosotros y Chavez. No puedo negar que fue emocionante, la gente se reía o
lloraba con la misma intensidad, no solo se desbordo la lluvia también lo
hicieron millones de sentimientos.
El
hombre se fue, nosotros que estábamos bastante alejados de la tarima principal
lo logramos ver por las pantallas, ya había hablado, pero cientos que aún
salían de la estación del metro de bellas artes no se dieron por enterados, seguía
llegando gente, seguía cayendo la lluvia.
Y
paso algo espeluznante, junto con la lluvia llegaron los truenos, y estos
estallaban durísimo, pero la gente, no se inmuto ante cada trueno, el pueblo le
repicaba con un grito en conjunto que hacia enmudecer al cielo, volvía a tronar
y la gente le volvía a responder y era dura la respuesta era un grito profundo,
no se si de arrechera o de alegría, pero ese pueblo taba rebotao, era como
decirle al famoso San Francisco, “Señor llueva, truene o relampaguee no nos
vamos, vinimos y nos quedamos.”
Cumplida
la misión emprendimos el regreso, vía parque de los Caobos, el metro estaba
colapsado, decidimos llegarnos a la estación Ciudad Universitaria a unos 3Km de
la Av Bolivar, donde suponíamos la Marea Roja ya habría bajado, luego
descubriríamos que no fue así, este TSUNAMI cubria a Caracas, o por lo menos
todo el oeste de la ciudad… mientras atravesábamos El Parque Los Caobos, junto
con otros miles, fuimos emboscados por una barra del Caracas Futbol Club,
quienes cantaban una canción que decía al final “El que no brinque es un
MAJUNCHE” no podíamos permitir que nos llamaran así y comenzamos a brincar,
brincamos todos, incluso las estatuas de la fuente, los arboles, y las gotas
por un momento casi se devolvieron al cielo que las habia expulsado “Quien no brinque es
un majunche” seguían diciendo y nosotros brincábamos más duro.
Logramos
salir de la emboscada, sorteamos el parque inundado y llegamos al antiguo Paseo
colon, full de gente y de buses que esperaban a sus pasajeros para emprender el
regreso, porque si, fueron miles de buses, como dijo un anónimo, que estaba a
mi lado, “Chávez no tuvo necesidad de visitar Caracas, Venezuela vino a
visitarlo a él y no pretenderán que lo hiciéramos a pie”.
Continuamos
nuestro camino y atravesamos un cementerio que se llama Universidad Central de
Venezuela, como todo cementerio es tenebroso, y por donde miraras solo sombra
habitaban ese sitio tan desagradable y que tiene como destino desaparecer en la
sociedad por venir.
Al
fin llegamos a la estación del metro Ciudad Universitaria, para encontrarnos
que la marea roja no solo era superficial sino subterránea, nos movíamos
también a través de las venas de la ciudad, el metro estaba colapsado. Como
pudimos entramos a un vagón, para dirigirnos a la estación Coche, donde
supuestamente se encontraba nuestro transporte, a nuestro lado puros chavistas,
que te veían con sus ojos y con los ojos de Chávez en sus franelas, todos
riendo, una que otra cara seria de gente que volvía de sus trabajos o de los que
el domingo votaría por el majunche y no comprendían de donde salían tantos
chavistas.
Un
borracho, gritaba para si mismo “voten bien, voten bien, el domingo voten bien”
de repente grito para nosotros, “que levanten la mano los majunches” obviamente
en un tren rojo como en el que estábamos nadie lo hizo, volvió a gritar
“levanten la mano los chavistas” y se hizo una algarabía ensordecedora, el
borracho volvió a gritar para él, “los majunches son brutos pero no guevones
ninguno levanto la mano”.
Ese
fue nuestro viaje a Caracas, aun emocionados cuando son la una de la mañana de
hoy viernes, decidimos escribir esto para que no se nos olvidara mañana entre
el dolor de piernas y el de estomago por no haber comido nada en todo el día.
Fue grande fue hermoso y fue GIGANTE el pueblo que ayer se movió para el cierre
de campaña mas grande la historia de Venezuela, es un verdadero honor y un
orgullo saber que vivimos una REVOLUCION y habitamos este tiempo.
Solo
nos resta decir, el domingo votaremos bien, lo haremos en masa como la toma de
Caracas de ayer y saldremos triunfantes, lo sabemos, pero mas allá de eso es
nuestra responsabilidad como habitantes de este tiempo histórico, pensar la
otra sociedad posible donde no sea necesario hablar de la preservación de la
especie humana, hoy en peligro de extinción.